Por Lían Fuentes, subgerente de Sistemas de Información e Inteligencia Sanitaria de Rayen Salud.
Todos aquellos que nos dedicamos a la Tecnología tenemos el deber de identificar el potencial de los nuevos avances tecnológicos para la resolución de problemas comunes y el uso que se les puede dar para enfrentar los desafíos de la humanidad o mejorar la calidad de vida de las personas. Es que no tendría sentido el que científicos y desarrolladores se ocuparan de crear nuevas herramientas sin tener en mente una solución; de menor o mayor impacto, pero que eficientice, optimice o resuelva ciertos espacios de la vida. Eso es lo que conocemos como el sentido social de la Tecnología y es, quizás, el mayor propósito y responsabilidad de quienes trabajamos en esta industria.
¿Qué es el Blockchain en sí, sino una solución para el seguimiento, trazabilidad, monitoreo y seguridad de la información, logística o pago en diversas industrias? ¿Qué es la Videoconferencia en sí, sino una solución de comunicación a distancia más eficiente?
Este compromiso y responsabilidad es aún más relevante en espacios que son más críticos, como la Salud. Por décadas la Tecnología ha buscado la forma de optimizar la gestión sanitaria y mejorar la atención a los pacientes, entregando soluciones digitales como la Ficha Clínica Electrónica, los Sistemas de Información Hospitalarios, los Sistemas de Inteligencia Sanitaria, o las Herramientas de Contactabilidad. Y esta tarea continuará en tanto podamos identificar los avances tecnológicos que pueden tener un impacto real en el sector; de menor alcance, en caso de resolver situaciones cotidianas, o de mayor alcance, cuando tengan la potencialidad de cambiar la forma de hacer las cosas, con un beneficio inmediato para todos los actores. En este último caso, nos referimos a Tecnologías Disruptivas.
Allí, en la disrupción, es donde invertimos mayores esfuerzos aquellos que nos dedicamos a la Tecnología en Salud, pero -como en todo espacio- es donde mayores riesgos tenemos de no obtener los resultados que buscamos. Ahora bien, cuando los encontramos, estamos frente a una tecnología potencialmente disruptiva y que, en mayor o menor escala, sabemos que tendrá un impacto relevante en la gestión sanitaria.
El Data Discovery en Salud, por ejemplo, vino a hacerse cargo de la gran cantidad de información que las Redes y Establecimientos de Salud tienen registrada (lo que conocemos como el Big Data Sanitario), permitiendo explorar y analizar los datos disponibles para obtener indicadores relevantes, que actualmente son utilizados para tomar decisiones informadas, generar políticas públicas y optimizar la gestión. Es decir, la llegada de esta tecnología cambió la forma de hacer las cosas, puesto que ya ningún gestor en salud pensaría en tomar decisiones que no consideraran un análisis de la data disponible o aventurarse a evaluar el éxito de una medida sanitaria sin tener los números que lo soporten.
El Data Discovery, por tanto, se transformó en una Tecnología Disruptiva, que permitió fortalecer la Inteligencia Sanitaria y el Uso Secundario de la Información en Salud, cambiando la forma de hacer las cosas y de cómo se toman las decisiones, en base a la evidencia de la información disponible. Esto lo comprobamos cada vez que trabajamos con un equipo de gestión sanitaria y vemos cómo este tipo de soluciones resuelve o ilumina ciertas problemáticas, dudas o hipótesis, mirando la realidad de su territorio en la data registrada; permite reorientar los tiempos de los equipos de salud, atendiendo al contexto propio; y se configura como el sustrato sobre el cual desarrollar políticas de información en el sector. Y, por supuesto, para tener una evidencia certera y a completitud, también establece un foco en promover un buen registro de origen en la Ficha Clínica Electrónica y otros sistemas de gestión utilizados en las Redes y Establecimientos de Salud.
Hoy, en tanto, se siguen identificando otras tecnologías con potencial de disrupción y que pudieran tener un impacto relevante en la gestión sanitaria y atención a las personas, como, por ejemplo, la Inteligencia Artificial (IA) y el Perfilamiento Biométrico de Voz, especialmente en su incorporación en la que llamamos “Contactabilidad Inteligente de Pacientes”, que -en concreto- permite automatizar el contacto con los usuarios de los Establecimientos de Salud para la recuperación de exámenes preventivos pendientes, el seguimiento de morbilidades crónicas, el agendamiento de citas (y su correspondiente confirmación, para evitar la pérdida de horas), la detección de casos probables de contagio por enfermedades respiratorias, el análisis de riesgo en Salud Mental o, incluso, el levantamiento de percepción de calidad en la atención.
Estas tecnologías no son nuevas, por supuesto, pero se han ido perfilando como soluciones reales y de alto impacto para la Salud, puesto que eventualmente cambiarían la forma de hacer contacto con los pacientes, utilizando el análisis de la voz y el lenguaje natural -a través de Robots Cognitivos- para optimizar los procesos de Contactabilidad y mejorar la interacción con los usuarios; con evidencia probada en los resultados que han logrado en campo, durante los pilotos que hemos realizado.
Sean estas tecnologías con potencial de disrupción u otras, nuestra responsabilidad como proveedores eHealth es continuar identificando y analizando la pertinencia e impacto de las herramientas tecnológicas que consideramos podrían aportar significativamente en la gestión sanitaria y, por supuesto, visibilizarlas y promoverlas entre los Establecimientos y Redes de Salud, con el compromiso de acompañarlos en su adopción, implementación y éxito.
Por Lían Fuentes, subgerente de Sistemas de Información e Inteligencia Sanitaria de Rayen Salud.
Todos aquellos que nos dedicamos a la Tecnología tenemos el deber de identificar el potencial de los nuevos avances tecnológicos para la resolución de problemas comunes y el uso que se les puede dar para enfrentar los desafíos de la humanidad o mejorar la calidad de vida de las personas. Es que no tendría sentido el que científicos y desarrolladores se ocuparan de crear nuevas herramientas sin tener en mente una solución; de menor o mayor impacto, pero que eficientice, optimice o resuelva ciertos espacios de la vida. Eso es lo que conocemos como el sentido social de la Tecnología y es, quizás, el mayor propósito y responsabilidad de quienes trabajamos en esta industria.
¿Qué es el Blockchain en sí, sino una solución para el seguimiento, trazabilidad, monitoreo y seguridad de la información, logística o pago en diversas industrias? ¿Qué es la Videoconferencia en sí, sino una solución de comunicación a distancia más eficiente?
Este compromiso y responsabilidad es aún más relevante en espacios que son más críticos, como la Salud. Por décadas la Tecnología ha buscado la forma de optimizar la gestión sanitaria y mejorar la atención a los pacientes, entregando soluciones digitales como la Ficha Clínica Electrónica, los Sistemas de Información Hospitalarios, los Sistemas de Inteligencia Sanitaria, o las Herramientas de Contactabilidad. Y esta tarea continuará en tanto podamos identificar los avances tecnológicos que pueden tener un impacto real en el sector; de menor alcance, en caso de resolver situaciones cotidianas, o de mayor alcance, cuando tengan la potencialidad de cambiar la forma de hacer las cosas, con un beneficio inmediato para todos los actores. En este último caso, nos referimos a Tecnologías Disruptivas.
Allí, en la disrupción, es donde invertimos mayores esfuerzos aquellos que nos dedicamos a la Tecnología en Salud, pero -como en todo espacio- es donde mayores riesgos tenemos de no obtener los resultados que buscamos. Ahora bien, cuando los encontramos, estamos frente a una tecnología potencialmente disruptiva y que, en mayor o menor escala, sabemos que tendrá un impacto relevante en la gestión sanitaria.
El Data Discovery en Salud, por ejemplo, vino a hacerse cargo de la gran cantidad de información que las Redes y Establecimientos de Salud tienen registrada (lo que conocemos como el Big Data Sanitario), permitiendo explorar y analizar los datos disponibles para obtener indicadores relevantes, que actualmente son utilizados para tomar decisiones informadas, generar políticas públicas y optimizar la gestión. Es decir, la llegada de esta tecnología cambió la forma de hacer las cosas, puesto que ya ningún gestor en salud pensaría en tomar decisiones que no consideraran un análisis de la data disponible o aventurarse a evaluar el éxito de una medida sanitaria sin tener los números que lo soporten.
El Data Discovery, por tanto, se transformó en una Tecnología Disruptiva, que permitió fortalecer la Inteligencia Sanitaria y el Uso Secundario de la Información en Salud, cambiando la forma de hacer las cosas y de cómo se toman las decisiones, en base a la evidencia de la información disponible. Esto lo comprobamos cada vez que trabajamos con un equipo de gestión sanitaria y vemos cómo este tipo de soluciones resuelve o ilumina ciertas problemáticas, dudas o hipótesis, mirando la realidad de su territorio en la data registrada; permite reorientar los tiempos de los equipos de salud, atendiendo al contexto propio; y se configura como el sustrato sobre el cual desarrollar políticas de información en el sector. Y, por supuesto, para tener una evidencia certera y a completitud, también establece un foco en promover un buen registro de origen en la Ficha Clínica Electrónica y otros sistemas de gestión utilizados en las Redes y Establecimientos de Salud.
Hoy, en tanto, se siguen identificando otras tecnologías con potencial de disrupción y que pudieran tener un impacto relevante en la gestión sanitaria y atención a las personas, como, por ejemplo, la Inteligencia Artificial (IA) y el Perfilamiento Biométrico de Voz, especialmente en su incorporación en la que llamamos “Contactabilidad Inteligente de Pacientes”, que -en concreto- permite automatizar el contacto con los usuarios de los Establecimientos de Salud para la recuperación de exámenes preventivos pendientes, el seguimiento de morbilidades crónicas, el agendamiento de citas (y su correspondiente confirmación, para evitar la pérdida de horas), la detección de casos probables de contagio por enfermedades respiratorias, el análisis de riesgo en Salud Mental o, incluso, el levantamiento de percepción de calidad en la atención.
Estas tecnologías no son nuevas, por supuesto, pero se han ido perfilando como soluciones reales y de alto impacto para la Salud, puesto que eventualmente cambiarían la forma de hacer contacto con los pacientes, utilizando el análisis de la voz y el lenguaje natural -a través de Robots Cognitivos- para optimizar los procesos de Contactabilidad y mejorar la interacción con los usuarios; con evidencia probada en los resultados que han logrado en campo, durante los pilotos que hemos realizado.
Sean estas tecnologías con potencial de disrupción u otras, nuestra responsabilidad como proveedores eHealth es continuar identificando y analizando la pertinencia e impacto de las herramientas tecnológicas que consideramos podrían aportar significativamente en la gestión sanitaria y, por supuesto, visibilizarlas y promoverlas entre los Establecimientos y Redes de Salud, con el compromiso de acompañarlos en su adopción, implementación y éxito.
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