Por Dr. José Fernández, experto en Informática Médica y subgerente general de Rayen Salud.
Hablar de Telemedicina se ha puesto en boga en las últimas semanas. Implementar soluciones de Atención Médica a Distancia podría colaborar directamente en la lucha contra el Covid-19, garantizando oportunidad y acceso de la población a los servicios sanitarios. Además, para aportar en aplanar la curva de contagios, resguardar a nuestros Equipos de Salud a la exposición del virus, evitar traslados innecesarios de pacientes presuntamente infectados y optimizar los recursos sanitarios; físicos y humanos.
Ahora bien, para ello debemos entender a la Telemedicina como un acto de atención médica a distancia, con todo lo que ello implica. Más allá de la tecnología que se utilice -como una videoconferencia o, incluso, mensajería instantánea, sincrónica o asincrónica- una atención telemédica debería considerar una serie de requisitos mínimos, en el marco de los procesos de atención de salud, como el que este acto clínico quede debidamente registrado en la Historia Clínica del paciente; permita entregar Solicitudes de Exámenes y de Recetas Médicas, dentro del actual marco normativo; y soporte la articulación con las acciones de seguridad social asociadas, como -por ejemplo- las Licencias Médicas Electrónicas.
Por otro lado, se requiere que las actividades telemédicas queden almacenadas de manera confidencial, garantizando su integridad y disponibilidad, tanto para el profesional sanitario, como para el paciente. Por ello, su operación debe estar respaldada por las normativas vigentes y en línea con los estándares internacionales en materia de Seguridad de la Información.
En la misma línea, en el caso de atenciones telemédicas para la población en control, que conoce su patología y que mantiene esquemas terapéuticos activos, es muy necesario que los profesionales de salud tengan acceso a los registros clínicos de las atenciones previas, es decir, a la Historia Clínica de los pacientes, garantizando una atención de calidad y segura al paciente.
Por tanto, más allá de los canales de comunicación que se decidan utilizar para una Atención Médica a Distancia, las soluciones de Telemedicina deben atenderse a las mismas normativas vigentes y estándares que una atención presencial.
Del mismo modo, debemos entender los conceptos de Telemedicina, Telesalud o Salud Virtual desde su perspectiva más amplia y no sólo asociar su uso a médicos o médicos especialistas. Muchos pacientes con Covid-19, asintomáticos o con síntomas leves, son enviados a sus casas a cumplir cuarentena estricta, con la entendible preocupación que conlleva el ser diagnosticados con este virus. Para estos casos, la Telemedicina podría colaborar en dos puntos cruciales, desde la perspectiva del rol de la Enfermería: acompañarlos durante la enfermedad y controlar su sintomatología, para tomar decisiones oportunas ante posibles complicaciones.
Finalmente, y como parte de las bondades del uso de tecnología en el sector Salud, no debemos olvidar que los registros clínicos asociados a las Atenciones Médicas a Distancia deben estar disponibles para explorar y analizar, con el objetivo de entregar datos e información para la mejor toma de decisiones sanitarias por parte de las autoridades de Salud y sus prestadores; y, en el marco del contexto actual por Covid-19, aprender más del virus, su sintomatología y comportamiento epidemiológico.
Por Dr. José Fernández, experto en Informática Médica y subgerente general de Rayen Salud.
Hablar de Telemedicina se ha puesto en boga en las últimas semanas. Implementar soluciones de Atención Médica a Distancia podría colaborar directamente en la lucha contra el Covid-19, garantizando oportunidad y acceso de la población a los servicios sanitarios. Además, para aportar en aplanar la curva de contagios, resguardar a nuestros Equipos de Salud a la exposición del virus, evitar traslados innecesarios de pacientes presuntamente infectados y optimizar los recursos sanitarios; físicos y humanos.
Ahora bien, para ello debemos entender a la Telemedicina como un acto de atención médica a distancia, con todo lo que ello implica. Más allá de la tecnología que se utilice -como una videoconferencia o, incluso, mensajería instantánea, sincrónica o asincrónica- una atención telemédica debería considerar una serie de requisitos mínimos, en el marco de los procesos de atención de salud, como el que este acto clínico quede debidamente registrado en la Historia Clínica del paciente; permita entregar Solicitudes de Exámenes y de Recetas Médicas, dentro del actual marco normativo; y soporte la articulación con las acciones de seguridad social asociadas, como -por ejemplo- las Licencias Médicas Electrónicas.
Por otro lado, se requiere que las actividades telemédicas queden almacenadas de manera confidencial, garantizando su integridad y disponibilidad, tanto para el profesional sanitario, como para el paciente. Por ello, su operación debe estar respaldada por las normativas vigentes y en línea con los estándares internacionales en materia de Seguridad de la Información.
En la misma línea, en el caso de atenciones telemédicas para la población en control, que conoce su patología y que mantiene esquemas terapéuticos activos, es muy necesario que los profesionales de salud tengan acceso a los registros clínicos de las atenciones previas, es decir, a la Historia Clínica de los pacientes, garantizando una atención de calidad y segura al paciente.
Por tanto, más allá de los canales de comunicación que se decidan utilizar para una Atención Médica a Distancia, las soluciones de Telemedicina deben atenderse a las mismas normativas vigentes y estándares que una atención presencial.
Del mismo modo, debemos entender los conceptos de Telemedicina, Telesalud o Salud Virtual desde su perspectiva más amplia y no sólo asociar su uso a médicos o médicos especialistas. Muchos pacientes con Covid-19, asintomáticos o con síntomas leves, son enviados a sus casas a cumplir cuarentena estricta, con la entendible preocupación que conlleva el ser diagnosticados con este virus. Para estos casos, la Telemedicina podría colaborar en dos puntos cruciales, desde la perspectiva del rol de la Enfermería: acompañarlos durante la enfermedad y controlar su sintomatología, para tomar decisiones oportunas ante posibles complicaciones.
Finalmente, y como parte de las bondades del uso de tecnología en el sector Salud, no debemos olvidar que los registros clínicos asociados a las Atenciones Médicas a Distancia deben estar disponibles para explorar y analizar, con el objetivo de entregar datos e información para la mejor toma de decisiones sanitarias por parte de las autoridades de Salud y sus prestadores; y, en el marco del contexto actual por Covid-19, aprender más del virus, su sintomatología y comportamiento epidemiológico.
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